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Mundos de antaño

Christophe de Beauvais

Chroniques Source http://blog.cwam.org/2011/03/before-radar.html
Descubrimiento

Mi tío era sordo, ciertamente, pero era sobre todo muy original. Nunca pudo resistirse a una buena idea y encontraba en la desmesura una forma encantadora de saciar sus pasiones.

Nunca se desplazaba sin sus audífonos gigantes, por lo cual lo invitaban poco.

Fue él quien tuvo la idea de ese almuerzo en la hierba, para el gran disgusto de mi tía y para el gran gusto de sus sobrinos. Me acuerdo de mi padre, en el otro extremo de la mesa, que criticaba murmurando que su hermano estaba loco.

Mi tío, muy tieso, había subrayado el comentario con un golpe de talón. Luego, con una voz fuerte, de las que utilizaba para dar órdenes al regimiento, hizo esta pregunta: “¿A que profundidad de la escucha se puede encontrar el humano?”

Hay que decir que él leía a Hegel y que había empezado una traducción de Nietzsche en italiano. Fue en ese momento que tomamos la foto.

Pienso que describe bien la atmósfera de una época. Un tiempo en el cual el optimismo reinaba y donde cada cual podía escoger sus pasiones, y sobre todo ponerlas en obra sin la mirada reprobadora de aquellos que creían saber.

Un tiempo en el cual la idea de progreso no era usada en exceso, lo cual permitía aceptar que algunos hombres intrépidos se comprometían en direcciones tan inciertas como prometedoras. Las ideas se encarnaban como prolongaciones, a veces inmensas, de sus cuerpos, de sus representaciones y de sus paisajes interiores.

Mi tío era parte de esos aventureros del saber, había hecho de su sordera una suerte de grandeza, llevando consigo a su familia y sobre todo a sus hijos.

Cómo no rendirle homenaje hoy día en este mundo en el que la técnica nos escapa poco a poco de las manos, donde se modela cada vez menos. ¡Como si los electrones pudieran reemplazar a los dedos!

Las realizaciones de antaño tenían un no sé qué de poético, como una exageración contenida, como una apertura al sueño y también una promesa en la cual todos creían.

Christophe de Beauvais, Crónicas minúsculas, mundos de antaño. Découverte
[Rabat, 2016]
Traducción al castellano de Mariella Villasante Cervello con la colaboración de Guillermo Nelson Peinado

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