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Mundos de antaño

Christophe de Beauvais

Chroniques Source gallica.bnf.fr / BnF
La caza

La caza había sido buena, habíamos cazado una esfinge.

El animal era de edad y estaba lleno de recursos, pero nuestros perros consiguieron hacerlo salir. Como de costumbre, el animal monstruoso se había escondido en la arena. Una técnica ancestral para escapar a las miradas. Guardaba en su cuerpo los estigmas de su entierro.

A mi lado, John había encontrado la pista con paciencia. Sensible a la más pequeña traza, fue él quien reparó los signos de la esfinge.

Las esfinges viven largo tiempo, pero sobre todo son juguetonas: las patas efímeras de arena de su infancia se transforman en pirámides de piedra de su adolescencia. Es una marca que se ve desde lejos y sobre todo no engaña.

El resto es una cuestión de instinto y de determinación. La caza de la esfinge no es un periodo de placer, muchos son los que tratan de realizarla con la desenvoltura de los aficionados. La literatura está llena de esos malos cazadores que no han sabido nunca responder ni a una sola pregunta.

Como la esfinge es hábil, deja problemas difíciles cuando se la persigue. Cada huevo debe ser interpretado, cada gruta debe ser explorada, uno se hunde poco a poco en los dédalos de las interrogaciones. He conocido cazadores que luego de semanas de persecución perdían toda esperanza y se extraviaban en exámenes de consciencia, incapaces de recuperarse y de darse cuenta de lo que estaban haciendo ahí.

John y yo hemos estado firmes ante los múltiples engaños de la bestia. Nuestro plan fue glorioso y no dudamos ni una sola vez de haber logrado la hazaña.

He visto de nuevo a John hace unos años. Nos habíamos perdido de vista luego de esta formidable búsqueda. Parecía cansado y poco inclinado a hablar. Cuando le pregunté si estaba bien tuvo una respuesta confusa: “¿Sabes? Creo que la esfinge continúa interrogándome”.

¡Pobre John! Incapaz de abstraerse para probar el perfume embriagador de esta última caza.

Habíamos matado la última esfinge, cierto, ¡pero quedan tantos misterios por encontrar!

Christophe de Beauvais, Crónicas minúsculas, Mundos de antaño. La caza
[Rabat, 2016]
Traducción al castellano de Mariella Villasante Cervello con la colaboración de Guillermo Nelson Peinado

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