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Mundos de antaño

Christophe de Beauvais

Chroniques Source gallica.bnf.fr / BnF
Conversaciones

Hemos perdido el sentido verdadero de las conversaciones de antaño y eso es triste. Esos momentos dichosos cuando las réplicas vivas –asesinas o amistosas– abundaban en todos lados. Esos instantes de oposición frontal que tenían todo de torneo y no solamente oratorio.

Quisiera rehabilitar hoy día una técnica ancestral, en la cual nuestros abuelos se han distinguido en modo especial: las entrevistas frente a frente.

Contrariamente a lo que se cree hoy, la entrevista no es solamente una historia de dos personas. Los testigos son necesarios para hacer de ese momento otra cosa que un simple placer de pareja. Deben mantenerse a distancia y evitar los golpes. Una entrevista de ese tipo que degenera es como un buñuelo que no se ha hinchado, la obsesión de la cocinera.

Una buena conversación a dos no se improvisa. No se trata de un combate, sino de una serie de tentativas por conducir al otro a la razón, para hacerle entrever lo que tenemos verdaderamente en el cráneo. El contacto de las cabezas es accesorio, aunque también participa en el esfuerzo.

El empuje intelectual debe venir del interior de uno. Muchos tratan de obtener la victoria con torpeza, estando simplemente sentados al margen, raudos para esquivar o para fugarse. Los argumentos pueden estar bien afilados y si el que discute no está listo para ir al frente, no tiene más que ir a acostarse.

Lo digo nuevamente, una buena conversación entre dos personas deja al adversario en el piso.

Se ha querido ver en las conversaciones de antaño: “una tentativa un poco vulgar para vencer al oponente.” ¡Eso es simplemente vergonzoso!

Hay poesía en esos instantes en los cuales los pensamientos se mezclan, donde el ímpetu se vuelve irresistible, donde las tesis se oponen frontalmente casi sin peligro.

Muchos conflictos podrían ser resueltos por esos campeones de la reflexión, que se enfrentaban hasta hace poco, bajo formas juzgadas obsoletas hoy en día.

Nuestro país ganaría ciertamente un imperio y muchas cabezas, o al menos un pequeño territorio de libertad en las conciencias.

Tenemos, como tantos otros, políticos, filósofos, oradores y comerciantes que podríamos formar nuevamente en las técnicas de nuestro siglo.

¡Nada está totalmente perdido! ¡Es suficiente avanzar!

Christophe de Beauvais, Crónicas minúsculas, Mundos de antaño. Conversaciones
[Rabat, 2016]
Traducción al castellano de Mariella Villasante Cervello con la colaboración de Guillermo Nelson Peinado

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