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[Crónicas minúsculas]

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Mundos de antaño

Christophe de Beauvais

Chroniques Source gallica.bnf.fr / BnF
Paris, ciudad abierta

Después de varias horas de búsqueda, se encontró por fin un techo donde pasar la noche.

Nadie sabe hasta qué punto París está poblada, apenas se accede a las alturas. Abajo todo se mueve, todos se empujan y se molestan, la tranquilidad comienza un poco más arriba, simplemente hay que treparse.

Evidentemente, el servicio dejaba mucho que desear, tanto como la ropa de cama, pero el tamaño de las piezas compensaba esos pequeños inconvenientes. Se respiraba a gusto, uno podía estirarse y conversar, pasar de una chimenea a otra, explorar las canaletas y, sobre todo, contemplar el entorno de la ciudad y la extinción progresiva de las luces.

El secreto de los techos está bien conservado, conocido solamente por algunos vecinos acostumbrados, por parisinos de cepa que se pasan la voz cuando llegan los turistas. Estos se aterran al caer la noche, van en busca de hoteles, tocan a las puertas, preguntan a los transeúntes: “¿Un hotel por favor?”, “Sí claro, tome a mano derecha, luego a mano izquierda, en seguida tome la dirección de la avenida, luego suba por ella. ¡Es muy simple!”. Uno se divierte como puede.

Pobres turistas que no saben escaparse de las veredas, que deambulan en el calor de las calles sin sospechar un solo instante la inmensidad de los techos.

El precio de la noche es barato, lo cual sin duda hace escapar a los ricos. Los ricos tienen las partes bajas, la riqueza y la promiscuidad, nosotros tenemos la felicidad de las noches sin ventanas, techos estrellados y aspiraciones radiantes. Y sobre todo la compañía de los gatos.

El pueblo de París se encuentra ahí arriba en las noches de verano y prueba con placer la inversión de las alturas, observando de rato en rato lo que pasa más abajo.

John, sentado al lado de la claraboya, esperaba su café con los ojos brumosos de su noche estrellada.

Cuando llegó el desayuno tuvo esta frase gloriosa: “¡Y además sirven croissants!”. Lo cual terminó por despertarnos…

Más lejos, mucho más lejos, los empleados del hotel se pasaban los pedidos para la cena de la noche.

Chroniques
Source gallica.bnf.fr / BnF

Christophe de Beauvais, Crónicas minúsculas, Mundos de antaño. Paris, ciudad abierta
[Rabat, 2016]
Traducción al castellano de Mariella Villasante Cervello con la colaboración de Guillermo Nelson Peinado

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