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Mundos de antaño

Christophe de Beauvais

Chroniques Source gallica.bnf.fr / BnF
Multiplicidad

¿De donde viene la fuerza de las colecciones de soldados?

El ejército no tenía nombre, no lo necesitaba. Era suficiente verlos para impresionarse, un nombre no habría agregado nada. Esta ausencia alimentaba los temores, ¿cómo designar lo que no es nombrado? ¿Cómo difundir las noticias de un atacante desconocido? Se acabó llamándolo el ejército, sin ningún otro apelativo superfluo.

Lo peor era su parecido, aunque algunos decían su identidad. Como nada distinguía a los soldados, su desaparición no podía ser denunciada. Otros tomaban sus lugares siempre y es ahí donde se jugaba la incertitud del número. Era imposible contarlos, los soldados del ejército representaban una cantidad indefinida, un insulto a Comput, una impotencia matemática. Ellos se alegraban. Como uno se puede alegrar de una potencia confundiéndola con otra, por una especie de degradación de la realidad, por una falta de control.

Y como todos se parecían, también eran un todo, una fuerza, una voluntad masiva que pulverizaba las unidades. “No soy sino uno solo, pero mi nombre es legión”, su lema aterrorizaba las casas pobres del campo. La marca del grupo los hacia más fuertes, se alegraban secretamente de ello. “No soy solamente yo, ¡represento una potencia!”. La fórmula estallaba y ellos se deleitaban.

Nosotros aspirábamos a unirnos a ellos secretamente, a fundirnos para renacer, a sentir detrás nuestro el empuje del emblema, a no estar más solos con nuestros miserables secretos. ¡Y qué placer el poder imponerse! Qué delicia ver las miradas bajas, adivinar el hundimiento de los pensamientos, sentir las prosternaciones delante de nuestro símbolo.

El ejército se ha diluido poco a poco. No ha resistido al paso del tiempo. Pero la idea está siempre presente, es el deleite común de los pequeños espíritus y de los pequeños capitanes. Se insinúa en todas las organizaciones, en todas las sociedades, en todas las empresas. Su lema se mantiene intacto, no se ha corrompido.

Y cada noche cada cual puede decir con gallardía: “Yo también soy parte del ejército!”.

Christophe de Beauvais, Crónicas minúsculas, Mundos de antaño. Multiplicidad
[Rabat, 2016]
Traducción al castellano de Mariella Villasante Cervello con la colaboración de Guillermo Nelson Peinado

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