“¡Mas qué vaso –también– más providente!
Tal vez esta oquedad que nos estrecha en islas de monólogos sin eco, aunque se llama Dios, no sea sino un vaso que nos amolda el alma perdidiza, pero que acaso el alma sólo advierte en una transparencia acumulada” [...] Muerte sin fin (fragmento), José Gorostiza (México, 1901-1973) |
Epílogo
Jorge Yázpik: sin palabras por Ónix Acevedo Frómeta
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Jorge Yázpik: sin palabras |
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Cualquier experiencia se sustenta en la percepción. Del arte, la escultórica supone una inmersión singular porque en ella –dependiendo de sus proporciones– la luz, el ángulo, el recorrido del cuerpo/la mirada, harán de lo que vemos/sentimos una sustancia. Hay un hilo de tiempo en todas las historias, independientemente de cómo sean narradas. Yazpik hace su relato sin palabras: nos toca a nosotros componer la experiencia. Cuando diseña un rompecabezas, un juego de ajedrez, una sortija de mujer o una plaza urbana la obsesión es coherente. El lenguaje de la forma nos habla una y otra vez del mundo que se des-cubre y se des-vela a través del trabajo minucioso con el que coloniza la forma, el espacio y nuestro interés. Yazpik transita, con absoluta confianza, cualquier escala. La forma puede dialogar con la arquitectura en términos, no de habitabilidad, sino de invitación al adentro. Siempre hay un adentro, aunque no haya oquedad: el espacio pide y se ausenta; o dialoga entre el lleno y el vacío, positivo y negativo, rugoso y liso. Hay un laberinto en los detalles. A veces, una fragilidad que solo es nuestra. Muchas otras su materialización es sugestivamente fractal. (Me) sugieren costas, pero interiores. Contornos geométricos dispensados de organicidad a veces enantiomorfos –que es la geometría del reflejo–, besos correspondidos, entradas de quiasma con el ángulo vivo. Cuando trabaja la piedra volcánica, el jade y la obsidiana, lo hace sin derrama ideológica: no hay discurso que se pretenda donde las banderas sobran. El territorio de identidad es el proceso creativo que descarga una pulsión de investigación, de diálogo entre la necesidad del creador y el material sobre el que se vuelca. Él golpea, desliza, avienta, murmura, observa, suave, duro, sensual, arisco. Dentro de lo que toca hay algo que dice: su trabajo es obtener esa narración para él y para nosotros. El proceso es el que habla, mientras él escucha. Pasaje que atraviesa para dejar atrás la constancia de lo hecho, en silencio. Kantianamente sin juicios sintéticos a priori, sin afirmaciones necesarias, sin certeza absoluta, nada es verdaderamente. Todo es la experiencia. |
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Ónix Acevedo Frómeta, Jorge Yázpik: sin palabras
[Ciudad de México, febrero, 2020] |
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Jorge Yázpik : La luz ocurre en el vacío
Exposición: Nepantla, 2020 Museografía: Ónix Acevedo Frómeta |