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Mundos de antaño

Christophe de Beauvais

Chroniques
Source gallica.bnf.fr / BnF
El retrato

Hay algo áspero en su postura que me aflige. Me molesta más que nada y prefiero mantenerme al margen y leer mi periódico.

No sé de dónde le ha venido esta idea de mostrarse, como si una fotografía pudiera inmortalizarlo. Es un sentimiento bastante común el querer durar, pero hacerlo de esta manera, y no teniendo nada más que mostrar que uno mismo, parece claramente una idea infantil.

Sin embargo, nuestra relación había comenzado bien, él pintaba y yo leía. Por supuesto, yo miraba sus obras por encima del periódico y le decía lo bien que pensaba de sus composiciones. También lo dejaba abandonarse al vacío ligero que es la marca de ciertos artistas y de numerosos escritores.

Llenaba todo ello con mi presencia amistosa, como un vigía que está de guardia en los puestos de avanzada del fuerte.

No hemos conocido ninguna pasión, no hemos sucumbido a la locura del mundo, a los placeres de los grupos y de las multitudes, a las cenas en la ciudad o a los eventos mundanos. Hemos estado siempre unidos, pero uno al lado del otro. Una vida de artista, ni más ni menos.

Ni él ni yo hemos sido adeptos del renombre. Para nosotros, se trataba simplemente de hacer nuestro trabajo, de pasar momentos agradables, de compartir lo que se puede, y por lo demás asumir la parcela de talento que él había recibido en herencia.

Ahora hace muchos años que él ha partido.

En el momento de captar su retrato, el fotógrafo le había dicho con un cierto énfasis: “¡Ya verá usted, con esta foto pasará a la eternidad!”.

Me he preguntado durante mucho tiempo si no estaba hablando de mí.

Christophe de Beauvais, Crónicas minúsculas, Mundos de antaño. El retrato
[Rabat, 2016]
Traducción al castellano de Mariella Villasante Cervello con la colaboración de Guillermo Nelson Peinado

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